Aunque en su último mensaje público Ceferin rebajó un poco el tono acusatorio contra Real Madrid, Barça y Juve, lo cierto es que es habitual que el máximo mandatario de la UEFA se comporte de una manera inquisitorial cada vez que se refiere a estos tres grandes clubes que se mantienen al frente del proyecto de la Superliga. Quizás ese último mensaje algo más condescendiente se deba a que el esloveno no tiene muchas esperanzas en el pronunciamiento judicial que se producirá este mismo año por parte del TJUE. Una sentencia que con casi toda seguridad confirmará que la UEFA actúa como un monopolio y que, por tanto, legitimará y protejerá proyectos que puedan competir contra la misma.
Mientras Ceferin aún mantiene esa firmeza defendiendo lo suyo, día a día pierde legitimidad y autoridad para dar lecciones a otros. Este miércoles supimos por L’Equipe algo que es un secreto a voces: el PSG sigue sin cumplir la normativa de Fair Play Financiero. A saber cómo si no, podría soportar una masa salarial de 629 millones mientras tiene una previsión de ingresos de unos 500 millones. Resulta evidente de toda evidencia que la diferencia cada año la pone Qatar y de esa manera acaba con el espíritu de una normativa que impide que los clubes acumulen pérdidas y se endeuden continuamente.
Ir contra la Superliga con firmeza y algunos excesos con tintes dictatoriales mientras no haces cumplir tu propia normativa les quita a uno toda legitimidad para seguir en un puesto que debería garantizar el cumplimiento de la legalidad vigente. Esto se hace todavía más sangrante cuando uno recuerda los procesos sancionadores abiertos contra el propio PSG y el Manchester City que culminaron en un gatillazo tremendo por «defectos formales» que ahora con el tiempo han parecido convenir mucho a la UEFA. De esta forma se pervierte el espíritu de toda competición que se precie: la igualdad de oportunidades para competir.
Según informaciones más que contrastadas, el PSG más de una vez le ha puesto un cheque en blanco a Mbappé para renovar su contrato. La negativa del delantero francés a firmar por seguir su sueño de jugar en el Real Madrid resulta todo un milagro visto cómo está el fútbol hoy en día. No debería ser preciso un acto heroico para cambiar París por Madrid. Más teniendo en cuenta, que el Real Madrid lógicamente es capaz de generar muchos más ingresos que el PSG. Generar más, tener más pedigrí y hacer las cosas mejor, ya no garantiza ni siquiera poder competir contra los Clubes Estado. Por eso la batalla de la legitimidad ya la tiene perdida la UEFA.
